miércoles, 29 de junio de 2011

Zbigniew Herbert

NIKE CUANDO VACILA

Nike es más bella en el instante
en que vacila
bella como una orden en el aire
su mano reposa
pero sus alas tiemblan

Pues ve
a un joven solitario
hundirse en las profundas huellas
de un carro de combate
en un camino gris en un paisaje gris
salpicado de rocas y arbustos de enebro

el joven perecerá pronto
el plato de balanza que sostiene su destino
se inclina abruptamente
hacia la tierra

Y Nike desearía tanto
llegar a él
besar su frente

pero le aterra que ese joven
que jamás conoció
la dulzura y las caricias
que ha vivido sin ellas tanto tiempo
huya como los otros
en la batalla

Así que Nike vacila
y decide por fin permanecer
tal como la tallaron los escultores
enormemente avergonzada por su rapto de emoción

ha comprendido
que mañana al amanecer
encontrarán al chico
con el pecho abierto
los ojos cerrados
y el óbolo agrio de su patria
bajo la lengua entumecida


AQUILES. PENTESILEA

   Cuando Aquiles clavó su espada en el pecho de Pentesilea, la retorció -como es costumbre- tres veces en la herida, y se percató -súbitamente extasiado- de lo bella que era la reina de las Amazonas.
   La colocó con cuidado en la arena, le quitó el casco, le soltó el pelo, y posó con dulzura sus manos sobre su pecho. Pero no se atrevió a cerrarle los ojos.
   La miró una vez más fijamente para despedirse y, compelido por una fuerza extraña, comenzó a llorar -como si ni él ni ningún otro héroe de esa guerra hubiera nunca llorado- con voz mansa, grave y sin consuelo, como en un conjuro, resonaba en su planto una cadencia culpable inaudita en el hijo de Tetis. Las vocales de aquel planto caían sobre el cuello de Pentesilea, sobre su seno y sus rodillas, como hojas que abrigaban su cuerpo indiferente.
   Y su cuerpo se preparaba para la Eterna Cacería en los bosques del más allá. Sus ojos aún no cerrados miraban ya desde allí al vencedor con porfía, azules y puros, llenos de odio.


                                                                       Zbigniew Herbert
                                                                       Traducción de Abraham Gragera

martes, 14 de junio de 2011

Joseph Brodsky

UNA CONFERENCIA

Como errar es inevitable, puedo fácilmente ser tomado
por un tipo que está de pie ante ustedes, en esta sala llena
de lo que son ustedes. Pero en una hora, en fin,
esto se habrá enmendado, a costa mía y de ustedes,
y el lugar volverá a pertenecer
a las partículas elementales, mucho más flexibles
que una forma humana particular, o una reunión cualquiera.
Algunas partículas son libres aún. No todo es polvo.

De manera que mi indisposición para admitir que soy
yo quien está frente a ustedes ahora, o lo contrario,
tiene menos que ver con mi modestia o solipsismo
que con mi respeto por el futuro prójimo de este local,
esas susodichas partículas que flotan libres
hasta posarse en la superficie
reluciente de mi cerebro, sin que ningún trapo húmedo
y ansioso pueda capturarlas y eliminarlas.

Lo más interesante del vacío
es que está precedido por lo lleno.
Los primeros en comprender tal cosa fueron, creo,
los dioses griegos, cuya especialidad era la ausencia.
Piensen, pues, que ensayamos para un bis divino
donde actúo, como ven, para la galería.
Todas nuestras acciones son vanidad.
Pero yo tengo prisa.

Una vez que conoces el futuro, puedes hacerlo
adelantarse. Igual que las figuras y los muebles de mi casa.
Perder protagonismo no es una virtud
sino necesidad, y uno tiende a apreciarlo mejor
cuando cae la tarde, si bien desde un punto de vista
numérico es más fácil no ser yo
que no ser ustedes. Como el cisne dijo al lago:
No me gusto. Pero bienvenido a mi reflejo.


                                     Joseph Brodsky
                                     Traducción de Abraham Gragera

lunes, 13 de junio de 2011

Les Murray

POESÍA Y RELIGIÓN

Las religiones son poemas. Hacen confluir
nuestra vigilia y nuestros sueños, nuestras emociones,
instintos, nuestros gestos innatos, nuestro aliento

en el único todo concebible: la poesía.
Nada de lo dicho fue soñado más allá de las palabras
y nada es verdadero hasta que no figura en ellas.

Un poema, al lado de una religión organizada,
es como la breve noche de bodas de un soldado,
por la que ha de vivir y de morir. Pero esta es una pobre religión.

La plena religión es el poema largo que amorosamente se repite:
como cualquier poema, ha de ser completo, inagotable,
con giros que nos hagan preguntarnos ¿por qué hizo esto el poeta?

No se puede rezar una mentira, dijo Huckleberry Finn:
no se puede poetizar con otra. Es el mismo espejo:
mudable, oblicuo, que llamamos poesía,

y que una vez centrado, llamamos religión,
y dios es la poesía atrapada en cualquier religión,
atrapada, no presa: atrapada como en un espejo

que él atrae, siendo en el mundo lo que la poesía
es al poema, una ley contra su clausura.
Siempre habrá religión en torno mientras haya poesía

o mientras falte. Ambas son un don, e intermitentes,
como el vuelo de esos pájaros –palomas moñudas, rosellas multicolor-
que cierran las alas, las baten, y las cierran de nuevo.


                                          Les Murray
                                          Traducción de Abraham Gragera

jueves, 9 de junio de 2011

Jaroslav Seifert

SÓLO UNA VEZ

Sólo una vez he visto
el sol ensangrentado.
Ni una más.
Se hundía terrorífico en el horizonte
y parecía como si
alguien hubiera abierto de una patada
las puertas del infierno.
Pregunté en el observatorio.
Y ahora sé por qué.

El infierno está, es sabido, en todas partes
y anda sobre dos piernas.
Pero ¿y el paraíso?
Puede que el paraíso no sea más
que una sonrisa
que esperamos durante mucho tiempo,
y labios
 que susurran nuestro nombre.
Y cualquier breve instante
en que se nos conceda olvidar
que el infierno existe.


Y AHORA ADIÓS

A todos los millones de versos que hay en el mundo
he añadido unos pocos.
Probablemente no más sabios que el chirriar de un grillo.
Lo sé. Olvidadme.
Mi fin está cerca.

No llegaron a ser como las huellas
del primer hombre en el polvo lunar.
Si aun así chispearon a veces
no fue por su luz.
Amo este lenguaje.

Y lo que obliga a los labios
mudos a estremecerse
conformará los besos de los amantes
cuando paseen por los campos dorados y rojos
del crepúsculo
con lentitud tropical.

Cuando brota en nosotros la poesía
nos sobresalta. Como el amor,
como el hambre, las plagas, la guerra.
A veces mis versos han resultado desconcertantes, ridículos.
.
Pero no tengo excusas.
Creo que esforzarse en buscar palabras hermosas
es mejor
que aniquilar y matar.

                                    Jaroslav Seifert
                                    Traducción del inglés de Abraham Gragera