jueves, 23 de diciembre de 2010

Serguei Stratanovsky

DUDAS DE UN REY MAGO

No, no iré, por nada del mundo
            y vuestras trolas ya no me las creo
¿Qué profecía ni qué niño?
            Estoy mayor y muy cansado
Montar en el camello sin la ayuda
            de mis sirvientes es agotador
Sé lo que hay: hospedajes mugrientos
            caminos infestados de ladrones
No, no iré, dispensadme
            Y además, ¿dónde es eso?
Ah, en Belén. Ni idea
Me da que es sólo una pocilga
                        un rincón olvidado
No iré
Con todo, se dice que una nueva estrella
            ha aparecido de repente
Brilla en el firmamento…
¿Una señal? Es posible…
            ¿Las voces, pues, quizá no tan absurdas?
¿Y si fuera…?
            Eh, sirvientes,
¿dónde está mi camello favorito?


                        Serguei Stratanovsky
                        Traducción del italiano de Abraham Gragera

martes, 21 de diciembre de 2010

El diálogo del pesimismo

Cuelgo una recreación de un texto sumerio escrita por Joseph Brodsky directamente en inglés. Está incluida en To Urania, selected poems 1965-1985. En la nota a pie de página, dice Brodsky: “Este texto está fechado en el siglo XI o X antes de nuestra era, y se conoce entre los sabios sumerios como El diálogo del pesimismo. En la antigüedad, era considerado un texto filosófico; ahora su argumento es, más bien, una sátira”.

“ESCLAVO, VEN A SERVIRME”

I

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Pronto, trae mi carro, engancha las bestias: iré a la Corte.”
“Id a la Corte, mi señor, id a la Corte.
El rey se alegrará de veros, será benévolo con vos.”
“¡No, esclavo. No iré a la Corte!”
“No, mi señor. No vayáis.
El rey os enviará de expedición a algún lugar remoto,
por caminos extraños, por montañas hostiles;
hará que día y noche experimentéis desgracias y dolor.”

II

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Trae agua, échala en mis manos: voy a tomar mi cena.”
“Tomad la cena, mi señor. Tomad la cena.
Comer a menudo alegra el alma. La cena de un hombre es la cena
de su dios, y las manos limpias cogen el ojo de Shamash.”
“¡No, esclavo. No tomaré mi cena!”
“No toméis la cena, señor. No la toméis.
La bebida y la sed, la comida y el hambre
no dejan nunca solo a un hombre, se dejan entre sí.”

III

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Pronto, trae mi carro, engancha las bestias: iré a pasear por el campo.”
“Hacedlo, mi señor, hacedlo. Un viajero libre de preocupaciones
siempre llena su vientre, un perro vagabundo
siempre encuentra algún hueso. La golondrina migratoria
es especialmente hábil construyendo su nido
y los asnos salvajes encuentran hierba en el más árido desierto.
“No, esclavo, no iré a pasear por el campo.”
“No vayáis, mi señor, no os molestéis.
La suerte de un viajero es siempre incierta.
Un perro vagabundo pierde sus dientes. El nido de una golondrina
acaba sepultado por el yeso.
La tierra desnuda es la cama del asno salvaje.”

IV

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Tengo ganas de fundar una familia, de engendrar hijos.”
“Bien pensado, mi señor. Fundad una familia, fundad una familia.
Quien tiene hijos afianza su nombre, y póstumas plegarias lo repiten.”
“¡No, esclavo, no fundaré una familia. No tendré hijos!”
“No la fundéis, señor, no los tengáis.
Una familia es como una puerta rota. Sus goznes chirrían.
Sólo un hijo de tres está sano. Dos tercios siempre enferman.”
“Entonces, ¿debería fundar una familia?” “No la fundéis.
Quien funda una familia malgasta su heredad.”

V

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Me someteré al enemigo;
en Palacio, permaneceré en silencio ante mis detractores.”
Bien, mi señor, bien. Sometéos al enemigo;
guardad silencio, mi señor, ante los detractores.”
“¡No, esclavo! ¡No guardaré silencio ni me someteré!”
“No os sometáis, mi señor, no calléis.
Incluso si no abrís la boca vuestros enemigos
serán despiadados y crueles con vos, pues son numerosos.”

VI

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Me apetece hacer el mal, ¿qué opinas?”
“Claro, mi señor, por supuesto. Haced el mal.
¿De qué otro modo podéis atiborrar vuestro vientre?
Cómo, sin hacer mal, podéis ir abrigado?
“¡No, esclavo, no haré el mal!”
“Al malhechor lo matan siempre
o lo desuellan vivo y le sacan los ojos
o va, desollado y sin ojos, a la mazmorra.”

VII

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Amaré a una mujer.” “¡Enamoráos, mi señor, enamoráos!
Quien ama a una mujer olvida su dolor y su pesar.”
“No, esclavo, no amaré a una mujer.”
“No améis, mi señor, no améis.
La mujer es una trampa, una añagaza, un foso oscuro.
La mujer es una fina hoja de acero
que raja la garganta del hombre en la oscuridad.”

VIII

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Pronto, trae agua, lávame: voy a hacer una ofrenda a mi dios.”
“Haced una ofrenda, haced una ofrenda.
Quien hace una ofrenda a su dios, su corazón enriquece,
se siente generoso y abre su bolsa.”
“¡No, esclavo, no haré una ofrenda!”
“¡Y con razón, mi señor, y con razón!
¿Es que podéis adiestrar a vuestro dios
para que os siga como un perro?
¡Él exige obediencia todo el rato, rituales, sacrificios!”

IX

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Invertiré con intereses. Practicaré la usura.”
“Sí, invertid con intereses, practicad la usura.
Quien así hace a sí mismo se guarda; sus ganancias, en cambio, son enormes.”
“No, esclavo, no haré préstamos y no invertiré.”
“No invirtáis, mi señor, no prestéis.
Prestar es como amar a una mujer; recibir, como engendrar malos hijos,
la gente siempre maldice a aquellos de cuya despensa come.
Os guardará rencor, o intentará mermar vuestras ganancias.”

X

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Haré algo bueno por mi patria.”
“Muy bien, mi señor, muy bien. ¡Hacedlo!
Quien beneficia a su patria tiene su nombre grabado
en el sello de oro de Marduk.”
“No, esclavo, no haré nada por mi patria”
“No lo hagáis, mi señor, no os molestéis.
Levantáos y pasead entre antiguas ruinas,
echad una ojeada a los cráneos del vulgo y de los nobles:
¿cuál de ellos fue el benefactor, cuál el villano?”

XI

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Si eso es todo, ¿qué es lo conveniente?”
“Que nos rompan el cuello a los dos
y nos tiren al río. ¡Eso es lo conveniente!
¿Pues quién es tan alto como para alcanzar los cielos?
¿Quién tan ancho como para abrazar llanuras y montañas?”
“Si eso es todo, debería matarte, esclavo:
deberías morir antes que yo.”
“¿Y cree mi señor que duraría más de dos días sin mí?”


                                               Traducción de Abraham Gragera